Los churros son considerados por los mexicanos como un postre. Se caracterizan por ser algo más gruesos que los comunes. Acostumbran a espolvorearlos con canela aunque también lo espolvorean simplemente con azúcar. También los rellenan con crema de vainilla, chocolate o dulce de leche (cajeta). La forma más tradicional de venderlos es en las calles, por los típicos vendedores ambulantes con los típicos canastos de mimbre. Es una tradición saborearlos en el desayuno o en la merienda y también cuentan con comercios famosos especializados, que se conocen con el nombre de Churrerías o Fábrica de Churros que se dedican a su venta. Hay diferentes formas de elaborar la masa de los churros, esta es la que se emplea en México y son deliciosos.
INGREDIENTES
✅ 3 tazas de agua (750cc)
✅ 3 tazas de harina (360 gramos)
✅ 1 cucharadita de sal
✅ 1 cucharadita de polvo de hornear (levadura química, leudante)
✅ 4 huevos
Para espolvorearlos
✅ Azúcar
✅ Canela en polvo a gusto
PREPARACIÓN
Poner en una cacerola el agua y la sal.
Llevar al fuego hasta que comience a hervir.
En ese momento echar de golpe la harina junto con la sal y el polvo de hornear.
Revolver continuamente hasta que la masa se compacte formándose una bola y en el fondo de la cacerola se forma una base como si fuese una capa de la masa.
Retirar del fuego, dejar enfriar un poco y comenzar a agregar de a uno los huevos.
Agregar un huevo y revolver bien hasta integrarlo a la masa.
Una vez incorporado, agregar el segundo huevo y repetir lo mismo hasta integrarlo.
Al agregar el tercer huevo y comenzar a revolver la masa, ésta parece que se corta separándose. Continuar mezclando hasta que vuelve a unirse y a estar homogénea.
Lo mismo sucede con el cuarto huevo pero luego se unifica y vuelve a ser una masa normal.
Para formar los churros se emplea una manga y un puntero rizado grande.
Se agrega un poco de masa a la manga.
Se presiona con fuerza y se van formando los churros del tamaño deseado.
Se acomodan en una bandeja a medida que se van formando.
Una vez todos armados se coloca abundante aceite en una cacerola o en una sartén.
Se lleva al fuego hasta calentarlo sin que llegue a hervir.
Se cocinan, de a poca cantidad por vez hasta que estén dorados.
Se retiran del aceite y se apoyan sobre papel absorbente.
Se mezcla el azúcar con la canela y se espolvorean.
Salen muchos, se comen calientes y son terriblemente deliciosos.